Arqueria

“La arquearía tradicional tanto en: China, Japón, Corea y Mongolia no solo es un arte de guerra, sino una forma de fusionar espíritu y mente del guerrero con el corazón del arco.
Para liberar y proyectar su yo a través de la flecha.”




Programa y Enfoque

El enfoque programático en nuestra institución, toma la arquería como actividad individual por si misma o como complementaria a otras artes marciales, por el desarrollo intrínseco de capacidades y habilidades físicas integrales. Desde este parámetro se establece la metodología de trabajo a implementar.

Partiendo del desarrollo somático y propioceptivo del individuo enfocándolo al reconocimiento espacial de su entorno y la interacción con él.El programa trabaja sobre cuatro unidades generalmente divididas en tres módulos anuales:

Introducción

Tiro Deportivo: permitiendo una familiarización con los elementos y normas de seguridad de los elementos involucrados tanto como una idea y técnica base para los diferentes sistemas a desarrollar.

Segunda etapa

Tiro Practico: acercándose técnicamente a los sistemas de arquería tradicional mongol y chino, para brindar el conocimiento, la utilización y el fundamento de las técnicas y capacidades relacionadas con estos.

Permitiendo la autoevaluación del desarrollo sobre el trabajo por parte del practicante.

Tercera etapa

Tiro Predictivo: El desarrollo del reconocimiento espacial y la integración de la vista periférica, para lograr blancos en movimiento o la capacidad de apuntar con ambos ojos abiertos o no requerir de pausa al apuntar.

Cuarta etapa

Tiro Rápido: Cuando el practicante es versado en el uso de las diferentes técnicas se trata de optimizar su funcionalidad automatizando los procesos involucrados. Puede ser a través de:

Tiro de Repetición (lograr una cadencia y precisión con un promedio de dos tiros en el menor tiempo desde una misma posición)

Tiro Dinámico (lograr una cadencia y precisión con un promedio de dos tiros en el menor tiempo mientras se desplaza o varia su posición)

Tiro Intuitivo (lograr una cadencia y precisión con un promedio de dos tiros en el menor tiempo mientras se desplaza o varia su posición en blancos dinámicos)




Filosóficamente se pueden denotar una serie de pasos  significativos que describen la esencia del trabajo en la arquería.

  1. El Arco

Elástico y explosivo, debe transmitir la tensión de sus fibras internas al corazón del arquero, y éste solo logrará la fusión si sabe escucharlo y lo considera como hermano de armas.

  1. Las flechas

Debe proyectar y trasmitir la voluntad del arquero, convirtiéndola en acción. Para lo que el arquero debe: ver, sentir y ser la flecha

  1. El Guante, Tali y la Protección del Antebrazo.

En el período de aprendizaje, si la práctica no es muy asidua como para permitir que el cuerpo desarrolle callosidades y si la técnica todavía no es pulida, es recomendable el uso de protectores.

  1. El armado del arco, o darle vida

Luego de un tiempo de familiarizarse con el arco propio se puede percibir como permanece este en un estado de letargo cuando su cuerda no está colocada. Y al momento de armarlo, cuando sus aspas se curvan se llena de vida y vibra, al tensar y soltar levemente la cuerda, con un sonido grave.

  1. La postura del arquero, la vista penetrante.

Este solo práctica para ejercitar su conciencia, para relacionarse con su realidad, que es conocimiento de sí mismo. Él debe sentirse uno con el blanco, por más lejano o poco visible que esté, se lo tiene fijo en el centro de la conciencia y se lo ve aquí delante de los ojos. La frente en alto, los pies bien afirmados, las rodillas relajadas, la columna perpendicular a su eje horizontal.

  1. La colocación de la flecha en la cuerda, o la clarividencia

En este momento comienza la ceremonia de poner la flecha en la posición de ser lanzada. Este acto marca el comienzo de un estado de concentración que culminará cuando la flecha sea detenida por el blanco. Es el instante de verlo todo, aquí uno mismo sabe si acertará o errará, esto responde a un sentido que se va desarrollando a través de la práctica.

  1. La sujeción del arco, o firmeza de carácter

Al levantar el arco, en dirección del blanco y fijar la vista en él, la disposición y actitud del arquero se evidenciará en la punta de las aspas que marcaran símbolos en el aire, formas pendulares, circulares o erráticas. Se debe tener aquí un ánimo sereno pero resuelto, que esté dispuesto a enfrentarlo todo, así y no de otra manera se fijara el arco en la posición de tensado, un error aquí, que pude ser tan solo un pequeño desvío, hará perder el blanco y romperá su estado.

  1. El acto de tensar sin tensión

Al llevar la cuerda hacia atrás no es el brazo el que arrastra a los dedos que están enganchados, sino que el movimiento proviene de expandir el pecho y juntar los omoplatos en la espalda. Y más aún, esta posición es forzada por un caudal de energía que entra por los pies y va de abajo hacia arriba de modo que los miembros, a través de las articulaciones, adoptan unas posiciones acordes con este fluir energético. Así se tensiona un arco sin que los músculos intervengan más que con una adecuada tonicidad.

  1. El perseverante acto de sostener

Esta es una posición de espera. La imagen de la montaña es la más propia. La cuerda esta tensa, la flecha quiere escapar y el arquero espera el momento. Si durante el tensado la inspiración llenaba abdomen y pecho, aquí se sostiene el aire, no se piensa ni se mira, el tiempo se detiene y se espera a percibir el momento que está en la naturaleza.

  1. La captación del momento en el que todo fluye

Es aprender a ser como el mar, o la brisa, actúan por inercia y causalidad, que es percepción del momento propicio para esperar o para lanzarse. Solo se acierta cuando se apunta a sí mismo, de modo de ser el que acierta y el que es acertado. La flecha recorrerá el camino que va desde el centro de uno mismo al centro de uno mismo.

  1. El difícil arte de saber dejar partir… la flecha

Aquí los dedos se relajan, el brazo desliza hacia atrás. El aliento que se escapa con dificultad, como frenado por los dientes, acompaña a la flecha que se aleja del arco y del arquero. Lo más difícil, luego de percibir el momento de soltarla, es dejar partir la flecha, ella se resbala de los dedos y ahora desencadenara el destino que le hemos forjado. Un trozo de sí mismo se aleja rumbo al blanco, y entonces se manifiesta el temor de no haber hecho todo correctamente para que ella acierte. Es entonces cuando la mente tiene que estar fija «allá y acá» en el objetivo, y permitir que la flecha se lance hacia el destino que le hemos fijado, siguiendo con la vista su camino como quien observa una hoja que cae, sabiendo que recorrerá el trayecto que la naturaleza ya marcó.




El arco es solo una herramienta para que al igual que la flecha, quien lo empuña encuentre sentido y dirección, y a través de él la fuerza para perseguir su blanco.

Shi fu A.J. Almada